¿Y si el secreto para combatir el envejecimiento fuera cuidar nuestro sistema inmune?
A medida que pasan los años, nuestro sistema inmune envejece paulatinamente y entramos en lo que se llama, más técnicamente, inmunosenescencia.
¿A partir de cuándo se debilita mi sistema inmune?
Por regla general, nuestro sistema inmune envejece poco a poco, siendo a partir de los 50 años el periodo en el que el paso del tiempo se hace más notable. No obstante, cada cuerpo es distinto, y no siempre se cumple a esta edad, ya que el deterioro del sistema inmune está ligado al estilo de vida de cada persona. Además, la genética, el estilo de vida o el tipo de alimentación, son algunos de los factores que juegan un papel importante en la inmunosenescencia. Es decir, hay una parte que depende de nosotros y del autocuidado que nos demos. Y aunque sea inevitable que con el paso del tiempo nuestro sistema inmune reaccione de una forma más lenta ante cualquier infección, está en nuestras manos mantenerlo sano para que responda con todo su potencial.
La inmunosenescencia tiene relación con el envejecimiento del sistema inmune y, como consecuencia, comporta una reacción más lenta de nuestro organismo ante cualquier infección que se nos acerque.
¿Cómo hacerle frente?
Si bien es cierto que se trata de una etapa de la vida de cualquier persona que no podemos evitar transcurrir, también es cierto que con la prevención adecuada podemos mantener un sistema inmune fuerte, hacerle frente y encararla con más fortaleza.
Te animamos a llevar un estilo de vida Inmunofitness con el objetivo de cuidar de nuestras defensas para que, ante cualquier agente ‘peligroso’, estas respondan con todo su potencial. El inmunofitness es un estilo de vida que engloba varias prácticas que tienen como foco principal la prevención.
Este estilo de vida está basado en cuatro pilares: alimentación saludable, vida activa, prevención de enfermedades mediante la vacunación y mente sana, es decir, un sueño reparador, contacto con entornos verdes y exposición al sol en condiciones saludables.
1. Alimentación saludable: incluir en nuestra dieta alimentos como frutas y verduras, legumbres, huevos y carne y pescado es imprescindible. Para preparar nuestras comidas, la cocina en el horno, al vapor y a la plancha son preferibles, ya que estos métodos conservan mejor las propiedades de los alimentos. Es importante que al menos la mitad del aporte nutricional de la semana nos lo den las frutas y las verduras. Por supuesto, mucha agua, mínimo 2 litros al día. Y, ante todo, buscar el equilibrio entre una alimentación saludable y no renunciar a comidas que nos gusten.
2. Vida activa: encontrar una rutina de ejercicio que se adapte a nosotros y que nos motive. Las clases programadas, el baile, una tabla de ejercicios en el gimnasio o incluso salir a andar… Todas son formas válidas de evitar el sedentarismo y mantenernos en forma.
3. Mente sana: ahora más que nunca, conocemos la importancia de cuidar la salud mental. Practicar el mindfulness, dormir bien y asegurarnos de que nos despertamos con energía, evitar situaciones de estrés o incluso percibir y entender todas nuestras emociones. Todos estos hábitos del día a día juegan a favor de una mente sana.
4. Vacunación: entrenar nuestras defensas para que estén preparadas para reaccionar frente a las infecciones es fundamental. Y uno de los métodos más efectivos es la vacunación, ya que nos protege y nos ayuda a mantenernos sanos.
El cuerpo por sí solo no alcanza las metas propuestas. Hay que prepararlo, enseñarle dónde queremos que llegue.
No existe una edad para cambiar los hábitos de vida y volverlos más saludables, puesto que todas las personas tienen el poder de trabajar sobre su propia salud física y emocional, y mientras antes se tome conciencia sobre ello, más años se podrá disfrutar de la vida.
Melissa Barrenechea Tarazona
GERENTE GENERAL
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